José Eduardo Iglesias, director de Mallorca Global

Por José Eduardo Iglesias, director de Mallorca Global.

Palma, 4 de abril de 2020-. El COVID-19 y sus repercusiones han dejado la comunicación en shock, conmocionada. Salvo valientes y acertadas excepciones, muchas compañías, obligadas a cerrar o no, se han retirado de la competición del mercado, confundiendo lo presencial, que es donde afecta el coronavirus, con lo virtual.

En esta distopía que nos está tocando vivir destacan fácilmente dos comportamientos comunicacionales, a nuestro parecer, erróneos.

Primero: Vemos que la reacción más habitual es la retracción, paralizando el plan de comunicación y dejando a las marcas afectadas flotando en el ciberespacio, a merced de la débil memoria colectiva. Es como si respondiéramos al coronavirus pidiendo a Google que nos retire de su primera página. El riesgo es claro, perder el posicionamiento y la reputación que hemos conseguido con tanto esfuerzo y constancia, dejando el espacio libre para que otros lo ocupen. El beneficio, nulo.

Segundo: Intentar aprovecharse del dramatismo de la situación para extraer oportunidades de negocio en un oportunismo que se presenta como un cuchillo de dos filos; al mínimo desliz la audiencia te echará a empujones de la competición.

Nuestra recomendación es, grosso modo, que no abandonemos, que nos centremos en el branding, observando y manteniendo un relato de servicio, con nuestros valores de honestidad, humildad, compromiso social y creatividad. La pantalla en negro, ahora, no funciona.

Es el momento de ayudar a las marcas. #MallorcaGlobalComunicación, buscando el final del túnel.